Hablamos de ptosis palpebral (ptosis=caída o descenso) cuando el borde libre del párpado superior queda por debajo de su posición correcta, que es 1-2 mm bajo el limbo esclerocorneal, o bien 4 mm por encima del reflejo pupilar, en la mirada de frente. En la ptosis palpebral el párpado se ve caído por la dificultad para elevar o abrirlo, debido a una debilidad o falta de función del músculo elevador del párpado superior.

Las causas de la ptosis palpebral pueden ser congénitas y adquiridas:

– Las ptosis congénitas pueden ser unilaterales o bilaterales, generalmente asimétricas, no son hereditarias sino que se deben a una alteración en el desarrollo embrionario donde el elevador se desarrolla con menos fuerza. El problema principal es el funcional, pues se reduce el campo visual pudiendo generar un ojo vago o una ambliopía, por lo que deben operarse antes de que causen estos problemas. Es el oftalmólogo quien debe decidir, pero no es aconsejable esperar y operarlos (si no es necesario antes, recordad que puede perderse la visión de un ojo!) a los 4-5 años.

– Las ptosis adquiridas generalmente se deben al debilitamiento o desinserción del elevador y suelen ser bilaterales con evolución lenta. Otras causas menos frecuentes son las neurológicas (distrofia oculo-faríngea, miastenia gravis ) o postraumáticas. El tratamiento variará en función de la causa y el grado de ptosis.

Ptosis bilateral adquirida neurógena

Así, la causa más frecuente, en personas de edad, es el debilitamiento o incluso desinserción del elevador a causa de la laxitud tisular  y el frote reiterado de los párpados con los años. El músculo elevador se va estirando lenta pero progresivamente, sin resultar evidente el problema, pues se va compensando elevando las cejas, frunciendo y arrugando la frente, lo que suele causar cansancio a lo largo del día, dificultad para mantener los ojos abiertos al leer, así como una mirada o aspecto algo distorsionado: cejas muy elevadas y fruncidas, surcos en la frente, pliegues en los párpados superiores altos y profundos, cabeza inclinada hacia atrás…

Es habitual que estos pacientes acudan solicitando una blefaroplastia y es en la exploración en consulta cuando debemos identificar el problema. Siempre hay que explorar la función del elevador y descartar una posible ptosis, haciendo un diagnóstico diferencial con la blefarochalasia, que consiste en un problema de exceso de piel en el párpado y no muscular. Si el borde libre del párpado (la línea de las pestañas) está descendido, cubriendo parte de la córnea (o parte coloreada del ojo) incluso la pupila, y no sube hasta una altura normal ni siquiera forzando la apertura del ojo, se trata de una ptosis. Cuando el borde libre está en una posición normal, la apertura es normal pero la piel redunda tanto que cae como un telón, a veces sobrepasando el borde libre y hasta dificultando la visión, será una blefarochalasis. La corrección será distinta en cada caso. Una Blefaroplastia donde sólo retiramos el exceso de piel y grasa no corrige la ptosis. Y, como es cierto que todos los tejidos se van relajando con la edad, es frecuente que, en muchos pacientes que acuden para una blefaroplastia por exceso de piel, haya también un grado leve o moderado de ptosis, por el debilitamiento del músculo elevador, debiendo asociar en la cirugía la corrección de la ptosis tanto como del exceso de piel.

Vemos entonces que cuando un paciente acude a consulta para valorar este problema, es imprescindible un estudio detenido de la función del músculo elevador, grado de ptosis (o de descenso del párpado), posición de las cejas, así como una valoración oftalmológica y, en ocasiones, neurológica.

Ptosis unilateral congénita

La cirugía de la ptosis palpebral consiste en reforzar (plicatura o acortamiento de la aponeurosis sel elevador) o reanclar el músculo elevador para que ejerza bien su función y se pueda abrir el ojo. Sólo cuando el elevador está tan debilitado que no funciona nada, se recurre a otras técnicas que fijan con algún material autólogo o sintético el párpado, en concreto el tarso, al músculo frontal, a fin de facilitar la apertura del ojo al subir las cejas (Técnica de suspensión al frontal). En adultos se hace siempre bajo anestesia local y sedación, en niños suele ser necesaria la anestesia general.

Quedo a vuestra disposición pero NO ATENDERÉ NI ON LINE NI POR TELÉFONO CONSULTAS SOBRE:

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