Los años, el stress, el postparto, las pérdidas de peso, pueden dejarnos con un aspecto de cansancio que no siempre se corresponde ni con sentirnos cansados ni, y eso es lo peor, con nuestra edad. Y aquí es cuando nos preocupa cómo rejuvenecer la mirada.

Esto es el fruto de la pérdida de grasa en nuestro rostro, en especial en el tercio central, área orbitaria, ojeras, surcos nasogenianos… La pérdida de volumen en el reborde orbitario hace que empiecen a caer las cejas, que se hunda la parte interna del párpado superior, que se marquen las ojeras y el surco infraorbitario… el párpado inferior se va alargando y el surco va bajando, así como desciende la grasa del pómulo y la mejilla.

Cuando un paciente consulta a propósito de su aspecto cansado, hemos de valorar todo esto, la posición de las cejas, la pérdida de volumen en órbita, el exceso de piel en párpado superior, el alargamiento y pérdida de tono del párpado inferior, la presencia de bolsas grasas, la posición del canto externo, el grado de hipertonía o relajación del músculo orbicular… y el tratamiento, como siempre, pasa por actuar en diferentes frentes y asociar, usualmente blefaroplastia con injertos de grasa, pero también con inyecciones de toxina botulínica, lifting de la ceja, de la frente, de la mejilla.. Pero ¿cuándo es el momento de dejar los neuromoduladores y plantearnos un lifting de cejas? ¿Necesito una blefaroplastia del párpado superior o es la ceja lo que debo tratarme? ¿O ambas cosas? ¿Tal vez sólo una lipoestructura?

1.- Blefaroplastia.

En el párpado superior se reseca  el exceso de piel y músculo orbicular, asociando a veces una discreta resección de la bolsa de grasa interna. En el párpado inferior la vía ideal es la transconjuntival, y a través de ella se resecan, de forma discreta para evitar dejar un párpado hundido, las bolsas de grasa. Esta grasa está presente en la fosa orbitaria para almohadillar el globo ocular, pero factores bien genéticos bien asociados a la relajación tisular con la edad, hacen que se relaje el septum palpebral y la grasa se hernie o protruya. Debemos retirar sólo la que sobre. A veces se retira también un poco de piel en el párpado inferior, con mayor prudencia aún. Por ultimo, si el párpado está muy relajado o el canto externo descendido, podemos asociar una cantopexia.

2.- Posición de las cejas.

El exceso de piel en el párpado superior puede deberse a unas cejas caídas. Si es así es esto lo que debemos tratar  en primer lugar. Es fácil valorarlo: simplemente traccionamos con un dedo de la parte media de la ceja hacia arriba y con otro dedo tensamos hacia fuera la parte externa del párpado;  si el parpado se queda bien definido es que necesitamos tratar nuestras cejas, si sigue sobrando piel habrá que operar también y asociar la blefaroplastia.

Cuando la ceja no está demasiado baja, esto es, cuando no desciende por debajo del reborde orbitario, las inyecciones de neuromoduladores funcionan muy bien. Hay que combinar el tratamiento con la toxina botulínica tanto en el músculo frontal (debilitando su porción central para así reforzar la acción elevadora de la porción lateral) como, sobre todo, en los músculos depresores, como el procerus y, siempre, la parte orbitaria del musculo orbicular, el principal músculo depresor de la cola de la ceja. Cuando la ceja tiene una ptosis mayor y se ve muy descendida, el neuromodulador actuará poco, por lo que debemos optar por un lifting frontal o un minilifting de la cola de la ceja.

El paso de los años es inexorable y siempre llega un momento en que el neuromodulador deja de ser efectivo ante una ceja demasiado caída, pero no por eso ha sido inútil el gasto en las sesiones de neuromoduladores durante estos años, pues toda cirugía antigravitatoria tiene, forzosamente, caducidad y el tratamiento con la toxina ha logrado retrasar, durante mucho tiempo, el reloj y su peso sobre nuestra cara.

3.- Corrección de la pérdida de volumen.

La deplección de volumen es la principal responsable del aspecto cansado en nuestro rostro. Hace que los párpados superiores se hundan, viéndose más profundos los pliegues palpebrales, de modo que, si sólo resecamos piel vamos a dejarlos tal vez estirados pero también hundidos, envejecidos. Un párpado joven está lleno, redondeado, no muestra el contorno del globo ocular ni el reborde óseo. El aporte de volumen lo rellena y redondea, dándole ese aspecto rejuvenecido que buscamos. La pérdida de grasa en el párpado inferior, junto al descenso de la grasa del pómulo y mejilla, hace que el párpado se vea más largo y el surco infraorbitario y ojera más bajos y profundos. Nuestro objetivo es un párpado de contornos suaves y llenos, más corto, con una transición armoniosa entre párpado  y mejilla. Esto se puede tratar, si la deplección es mínima, con fillers tipo ácido hialurónico (que tiene la ventaja de la simplicidad y rapidez, ni nuestros familiares se dan cuenta de que esa mejoría en nuestro aspecto no es espontánea ni casual…),  pero el material ideal es nuestra propia grasa, mediante injertos y microinjertos de tejido adiposo.

La grasa aporta enormes ventajas: no sólo suaviza arrugas y rellena depresiones y surcos, hace de barrera entre la piel y el músculo subyacente de modo que puede camuflar las coloraciones oscuras, aclarando los círculos oscuros típicos de las ojeras, ilumina la piel y, por sí fuera poco todo esto, además se ha comprobado que las células madre presentes en el tejido adiposo potencian o estimulan la producción de fibras de elastina y colágeno, mejorando la calidad de la piel.

Por supuesto, esta técnica debe hacerse con precisión, no se trata de infiltrar la grasa de cualquier manera. Es una técnica minuciosa , en especial en los párpados donde la piel tan fina puede delatar cualquier irregularidad. Aquí son imprescindibles los microinjertos de grasa, que con su pequeñísimo volumen se integran en el tejido con más facilidad (disminuyendo así la tasa de reabsorción del injerto) y reducen notablemente la incidencia de palpación o visibilidad de la grasa injertada. Las posibilidades son enormes.

Como siempre en cirugía plástica, valorar muy bien cada caso, que el paciente exponga qué quiere conseguir y qué estaría dispuesto a hacerse, que el cirujano explique al paciente los problemas a tratar y las opciones terapéuticas, para elegir entre ambos qué hacer, con o sin cirugía, varias cirugías, combinaciones en el tiempo. Individualizar.

Quedo a vuestra disposición pero NO ATENDERÉ NI ON LINE NI POR TELÉFONO CONSULTAS SOBRE:

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Gracias por vuestra comprensión.