Es la espalda un área frecuentemente ignorada de nuestro cuerpo, aunque tal vez sea la más sobrecargada. A veces sólo nos hacemos conscientes de ella cuando las tensiones musculares o emocionales la han dañado tanto que nos tiene que avisar. La tenemos tan poco integrada en nuestro esquema corporal que la mayoría seriamos incapaces de  identificarla si la viéramos p.e. en una foto. El descuido de la espalda no sólo se verá traducido en dolor y malas posturas, sino también en flaccidez cutánea ante la pérdida del tono muscular, depósitos de grasa a modo de flotadores o michelines en la cintura, rodetes bajo el sujetador, bolsas de grasa bajo la axila, actitud encorvada que marca aun más la relajación abdominal….

En el caso de la espalda, los mismos cuidados que mantienen nuestros músculos en buenas condiciones para seguir manteniendo firme y protegida nuestra columna, así como nuestro cuerpo, con un peso adecuado y un buen flujo de energía al mismo tiempo, garantizarán un bonito aspecto de esta región anatómica. ¿Y qué cuidados?: como siempre, nutrición adecuada para nuestra edad, actividad y estado metabólico, así como combinación de actividad física aeróbica y anaeróbica (musculación, imprescindible para mantenimiento de los músculos de la espalda). Y sí, si aún queremos mejorar su aspecto, la cirugía plástica una vez más puede ayudar, de hecho la cirugía del contorno posterior, espalda, cintura, glúteos, se demanda cada día más logrando grandes resultados allí donde dieta y ejercicio no consiguen más, eso sí, siempre con su asociación.

Centrándome en la espalda femenina, vemos que su silueta es bien diferente de la masculina, tanto en su visión de frente como de perfil. En la vista de perfil, la femenina se muestra siempre más arqueada, notablemente más si, con intención o no, se curva para que sobresalgan las nalgas, lo que  potencia su sensualidad. Vista desde atrás, el contorno de la espalda femenina es más estrecho en su parte superior, ensanchándose en la parte inferior, al contrario que la masculina, que es idealmente ancha en su parte superior y estrecha en las caderas. 

El poder erótico de la espalda ha tenido muchos altibajos. Desde el fetichismo japonés por la visión de la nuca y la parte alta de la espalda, al de su exposición en vestidos ampliamente escotados en algunas épocas, como paradigma de sensualidad, más aún si se incorpora o insinúa su transición hacia los glúteos… Hay varios puntos de especial relevancia sensual, muy especialmente los hoyuelos sacros y el rombo de Michaelis:

Los hoyuelos sacros, una especie de muescas a cada lado de la base de la columna vertebral, justo encima de las nalgas, ensalzados sin fin en la literatura libertina, la poesía clásica o las esculturas y pinturas de los maestros griegos y renacentistas, precisan para su definición unos adecuados depósitos grasos, pues son difíciles de apreciar en siluetas muy delgadas. Es probable que los hoyuelos de las mejillas sean a veces tan sugerentes por su analogía con éstos… Son tan femeninos que es muy raro verlos en hombres, debido al papel de esos oportunos depósitos de grasa que los realzan. Así, esta área necesita grasa para mostrar su belleza, después referiré cómo un cirujano puede esculpirla.

-El rombo de Michaelis, nombre en honor al anatomista que lo describió, es el área en forma de diamante en la región lumbosacra, entre ambos hoyuelos , el punto más hundido o cóncavo de la columna lumbar y el relieve del sacro. Para su definición, se requiere una columna lumbar bien curva, con muy poca grasa tanto en el centro como sobre el rombo, y buenos depósitos de grasa en parte alta de los glúteos.

Así, desde una visión estética, los cuerpos muy delgados y musculados tal vez no muestran las espaldas más bonitas, pues se requiere la presencia de grasa para esculpir la silueta y darle así su belleza. Grasa en las áreas adecuadas, perfecta si es abundante en la parte alta de los glúteos pero sólo una discreta capa de grasa subcutánea en la cintura y en la parte superior (ojo, siempre debe haber aquí una capa de grasa, del volumen adecuado), sobre una columna vertebral en buena posición, mantenida por unos músculos con buen tono y óptima función. La espalda está constituída por la columna vertebral, cuya misión es albergar y proteger la médula espinal, así como una amplia serie de grupos musculares que, por parejas y de forma sincronizada, protegen y sujetan la columna. La estabilidad de la espalda es clave en la bipedestación y la precisión para el uso de las extremidades superiores. Los músculos abdominales funcionan en sinergia con los de la espalda. Es decir, una espalda sana y en buenas condiciones simplemente traduce el estado de salud de nuestro cuerpo, siendo del todo imposible, al menos es así para la espalda, que ésta luzca bien si no está en perfecto estado y en forma todo nuestro cuerpo (¡y nuestras emociones!, nada traduce y sufre tanto nuestra ansiedad, estress o agotamiento como nuestra espalda, en realidad cualquier patología se reflejará en nuestra descuidada espalda). Perfecto estado de salud, peso, actividad muscular, son imprescindibles pues, ya que son responsables de una adecuada postura, con la cantidad óptima de grasa, con el tono muscular idóneo para conformar relieves y contornos, y mantener la piel sin flaccidez. Y a partir de aquí hay detalles que definen unas espaldas más bellas que otras, siendo en este punto donde comenzaría el papel del cirujano plástico. 

¿En qué consiste la cirugía de la espalda, o del contorno posterior?

Estas técnicas buscan dar valor a nuestra espalda, cintura, glúteos, cara posterior de los muslos… a  fin de integrarlos con nuestro contorno anterior, senos, abdomen… son disarmónicas una espalda ancha, una cintura recta, unos glúteos con escaso volumen, una curvatura lumbar o un sacro poco definido por los depósitos grasos..

La distribución de la grasa es diferente en mujeres y hombres, de forma que, ya a los 25 años, las mujeres tenemos el doble de grasa que ellos. Esto viene condicionado por los niveles de hormonas femeninas, que determinan el acúmulo en caderas, senos, región periaxilar, parte superior de la espalda, glúteos y muslos. los hombres en cambio están predispuestos a acumular en abdomen o en la parte baja de la espalda y costados. Este patrón se va modificando cuando en la menopausia cambia el equilibrio hormonal, descendiendo los estrógenos y elevándose el papel de la testosterona, y así comienza a acumularse más grasa en abdomen y cintura. 

Lo más innovador en cirugía plástica es asociar la liposucción, que cada vez es más escultórica y precisa, de los depósitos de grasa inestéticos o excesivos y la infiltración de ésta en los glúteos o en las depresiones laterales a los glúteos, buscando los contornos deseados. También tienen gran interés aquí los implantes o prótesis de glúteos, cuando no dispongamos de grasa suficiente. La liposucción que, como sabéis, está demostrado es la única técnica que de verdad y en forma eficaz y selectiva extrae la grasa sobrante, puede realizarse casi en cualquier área de la espalda, tratando los rodetes axilares o los que emergen encima y debajo del sujetador, los pliegues sobre la cintura, los acúmulos en los brazos, la grasa alrededor de la cintura o del abdomen… La liposucción en la espalda tiene grandes resultados, pues contamos con una piel de gran calidad, más gruesa y fibrosa que en otras partes de nuestra anatomía y unos músculos subyacentes que, por fuerza pues están funcionando siempre, mantienen un cierto tono, lo que supone una buena retracción cutánea tras la cirugía y unos resultados fáciles de mantener. Los resultados pueden ser fantásticos pues estas áreas admiten incluso liposucciones extremas como en la cintura o región lumbar, cuando extraemos gran cantidad de grasa en la idea de esculpir y marcar una bonita curvatura lumbar o un rombo de Michaelis donde antes sólo había grasa. En las pacientes que ven aumentada su grasa en tronco tras la menopausia, funcionan muy muy bien las liposucciones circulares, abdomen (a veces hace falta asociar una abdominoplastia), cintura, costados, espalda, brazos y, ¿por qué no? realzar con esta grasa los glúteos, que tras la menopausia tienden a rebajar su volumen.

Por supuesto, la cirugía no tiene sentido si no se mantiene un peso adecuado y si no realicemos ejercicio físico. La actividad física es del todo imprescindible para mantener una espalda fuerte, una postura adecuada y un adecuado tono y volumen muscular. Es preciso asociar ejercicios aeróbicos para mantener o lograr el peso adecuado y así el exceso de grasa, y ejercicios que tonifiquen y/o aumenten masa muscular, con pesas, cintas, flexiones, máquinas de musculación, natación… tengamos en cuenta que en nuestra actividad diaria es excepcional el trabajo activo de nuestra musculatura y sí su sobrecarga, lo que se traduce en malas posturas, dolor de espalda y, ya desde un punto de vista estético, en atrofia muscular y flaccidez, y de aquí a los pliegues y rodetes en espalda y cintura sólo habrá un paso.

Para concluir, pues, una espalda bonita traduce un cuerpo sano y bien cuidado. Si queremos conseguirla, hay que controlar el peso, alimentarnos correctamente, practicar ejercicio, que consistirá en la combinación de actividades aeróbicas u anaeróbicas y, si deseamos más  o no lo conseguimos por estos medios, recurrir a la cirugía plástica, que aquí tiene excelentes y muy eficaces técnicas.

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